Ayer terminé de leer el libro más reciente de Alice Kellen. A lo largo del tiempo, ella se ha posicionado como mi autora favorita. Lo que hace con la escritura es maravilloso: no sólo crea historias encantadoras, sino que también utiliza recursos literarios para embellecer su narrativa. Me encanta cómo juega con las metáforas, las analogías y los símiles, convirtiendo muchas frases en notas para llevar en el bolsillo. Además, logra provocarte emociones, las mismas que los personajes experimentan en su trama.
Hubo un momento en el que tuve que cerrar el libro para procesar lo que sucedía, porque me dejó sin aliento. Creo que cualquier novela que sea capaz de hacer eso ha cumplido su objetivo primordial. Podría enumerar miles de razones para persuadirlos de leerla, pero creo que al leer cualquier libro de ella, entenderán a lo que me refiero, pues sus obras hablan por sí mismas.
No me extraña la popularidad que ha logrado, no sólo en su país, sino también en América Latina e incluso en otros lugares con las traducciones de sus historias.
Alice Kellen es un referente de la novela romántica, tanto para lectores como para escritores. Y aunque sé que la literatura es subjetiva en cuanto a gustos y preferencias, para mí, ella jamás decepciona.